miré a mi amiga, puse cara de pelotuda y me reí. eu tein (no tehno) vergonha, balbuceé.
48 horas más tarde, estaba desnuda en el baño de su restaurant, escuchando constante e insistentemente una palabra: delizia.
esa palabra quedó inutilizada por el resto de mi existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario