lunes, 17 de mayo de 2010

camino a capital

sábado 3 am. no sé como termine en el asiento de acompañante. al volante conducía el hombre cuya mujer era conocida como la turca. nunca supe su nombre. la señora susana, por que él hablaba con respeto vistes.... en fin, monopolizó la conversación en todo momento. a cada silencio lo acorralaba, no quería saber de nosotras, sólo quería hablar de él.

él y los turistas. los turistas y la turca. la turca y los 500 dólares. se va a comprar una meriva.

no se callará nunca jamás. enviar sms: acaparador de atención mal, me quejé.

sexy mal. envidia a la turca. respondieron.

ah bueeeeeeeeee, esto es un quilombo.

suena el celular. ebriedad. doblar en u. ine y coni no paran de tirarle de la lengua.

la recepcionista es mediocre. el no trabaja para la señora susana, ella no lo puede esclavizar.

todo esto venía más o menos como uno esperaría de una sana interacción entre 5 ebrias y un hombre frustrado pero encantador, un chanta argentino, hasta que se puso serio.

en serio no me reconoces?

lo miro de frente por primera vez en los últimos 12 minutos de efímera convivencia conyugal. lo miro de frente. hago un esfuerzo enorme por terminar de abrir un ojo. me cuesta una barbaridad. me doy cuenta que el está hablando en serio.

repite: en serio no me reconoces?

yo hago de estra (no dijo extra) en valientes y malparida. te diste cuenta, no?

en serio?

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