él siempre tiene la última palabra. nunca jamás desde que lo conocí pude quedarme con el remate yo. hablo de pepe, mi amigo laboral pepe.
el lunes me paso a buscar. fuimos a la mezzetta a comer pizza. yo ya había avisado que no tenía efectivo, así que cuando el cajero dijo: son $36, quise hacerme la pilla y agregué:
- paga mulo mío.
pero él remató:
- no te preocupes gorda, me lo pagas cada vez que me entregas la cola.
el cajero contuvo su risa y yo mi furia.
una vez más él tuvo la última palabra...
No hay comentarios:
Publicar un comentario