Todas las familias tienen un muertito (esos que se esconden en el placard). En el de la mía ya no hay más lugar. Mi tía es okupa (de la casa de mi abuela), mi tío secuestro a mi abuela (se la llevó a almorzar un domingo a su casa y nunca la devolvió) y la hizo firmar un poder para poder cobrar una deuda que el Estado comenzaría a pagar. Cobrada la deuda, mi tío pidió colaboración para internar a mi abuela en un geriátrico. Cada vez que alguno de sus hermanos llama mi papá mira con terror. Suplica clemencia en silencio y uno accede tácitamente; está en el baño.
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