sobrevivió gracias a una tarea fina entre el del servicio técnico que se negó a aceptarlo, pero me aconsejó largamente sobre cómo tratarlo, mi amigo el de la ferretería de suipacha que rió con la anécdota y aporto esa infalible herramienta, mi hermano y yo.
ahora la pantalla externa descansa en paz, pero la interna esta vivita y coleando.
mi hermano y yo felices que los motorola se reencontraron.
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