hace un par de semanas caminaba apurada a retiro. había salido tarde del trabajo, para variar, y estaba de mal humor. casi llegando a la esquina de paraguay y esmeralda, un fletero me mira, yo me adelanto mentalmente a la guarangada que se acerca, cuando estoy más cerca me pregunta:
- me regalas una sonrisa?
anonada ante lo inesperado no puedo reaccionar. al pasar por su lado, agrega:
- en serio? ni una sonrisa?
me doy vuelta, sonrío nerviosamente y me tropiezo. no caigo de pedo. doblo rápidamente y ruego que no lo haya notado.
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