mi hermana es una genia. es antipática. es caprichosa. es infantil. es graciosa sin querer serlo. es el ser más inteligente que conozco que a la vez es humilde al respecto. en fin, mi hermana es lo más (ahora que ya no convivimos, claro está).
la cuestión es que mi hermana y yo estabamos donde mis padres el viernes por la noche. ella estaba de mal humor porque mi papá la había vuelto loca y yo había estado todo el día haciendo trámites de la mudación que nunca jamás sucederá, estoy empezando a creer, así que cuando llegué a las 20.30 y me avisan que tengo que ir al super me limito a subir al baño armar uno y aceptar el desafío.
mi hermana viene conmigo. mi hermana se vuelve la reencarnación de la patrulla antidrogas. se queja. se pone nerviosa. me pone nerviosa a mí. después me divierte. ella se enoja que yo fumo y estaciono mal. no quiere ser detenida. yo río. seguimos camino al carrefour. el carrefour de vicente lópez es un lindo lugar. uno entra y hay calefacción. hay colores. hay pisos limpios y blancos. hay millones de cosas para comprar. y yo el viernes había cobrado. le hablo constantemente. ella me mira, pero no habla. está enojada y no va a hablarme. yo la invito al sector importados. ella es fácil. yo agarro milanos ella agarra una especie de gallina/gallo/dispenser de caramelos, que si le apretás la panza se queja. hay uno celeste y un amarillo. yo quiero el celeste y ella el amarillo. ya somos amigas de nuevo.
no encontraba nada. mi hermana me dice que ella sabe dónde está lo que busco. me lleva por un pasillo de limpieza, esta vacío. se sube al carrito y me pide que la empuje. mi hermana tiene 33 años. yo, obvio, empiezo a correr con el carrito y ella arriba. un viejo nos mira incrédulo...
vamos a la caja. hay que esperar. hay una revista de super heroes con juegos. la agarro. la dejo. mi hermana la agarra. se queda con la mano en la primer pagina y mira fijo la imagen. la miro. no entiendo qué hace. me acerco. con el dedo marca un posible camino para llegar a la salida de un laberinto. la miro a ella, miro el laberinto. no parece difícil. recordemos es para niños. le pido que saque la mano. me responde que me agarre una propia y no la joda. lo hago. no tardo más de 3 segundos en visualizar la salida. se lo digo. me pide que espere 2 segundos, que en realidad son como 25. yo no lo puedo creer. me desafía a mostrarle la respuesta. lo hago. dejo la revista nuevamente.
- página 20, me desafía nuevamente. volví a humillarla pobrecita.
es increíble que sea tan inteligente y sea incapaz de encontrar una salida. las metáforas corren por cuenta y cargo del lector...
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